lunes, 16 de septiembre de 2013

SUPER-YO

     O "superego". Aunque en Freud prima la perspectiva biologicista, no desatendió la importancia de la sociedad y la cultura, pues ésta se halla presente en la mente del individuo en el superyó. El niño aprende de sus padres el código moral y valorativo que determinará sus actitudes y motivaciones posteriores; este aprendizaje se da fundamentalmente en las etapas pregenitales y como consecuencia del temor al castigo y de la necesidad de afecto. El superyó tiene como función integrar al individuo en la sociedad. Es la instancia que va a observar y sancionar los instintos y experiencias del sujeto y que promoverá la represión de los contenidos psíquicos inaceptables. En gran medida su influencia en la vida del sujeto es inconsciente. En el superyó se suele distinguir el llamado "ideal del yo" de la "conciencia moral", el primero para señalar las situaciones, estados y objetos valorados positivamente por el sujeto y a las que tenderá su conducta, y la conciencia moral para designar más bien el ámbito de las prohibiciones y las sanciones a las que las personas creen que deben someterse.

EL YO, EL ELLO Y EL SUPER YO
EL YO EL ELLLO Y EL SUPER YO

jueves, 12 de septiembre de 2013

ELLO

     O "id". Concepto PSICOANALITICO perteneciente a la llamada "segunda tópica" (descripción del psiquismo propuesta por Freud en los términos ello - yo - super-yo).  El ello es la instancia o estructura del aparato psíquico más antigua; el bebé tiene sólo ello, y sólo el enfrentamiento con la realidad provocará en él la aparición del yo y del SUPERYÓ Del ello toma el sujeto la energía para el desarrollo de su vida psíquica. En el ello descansan los instintos, deseos y experiencias traumáticas. Es el enlace entre lo somático o corporal y lo mental. El principio que rige su actividad es el principio de placer y los mecanismos o procesos que dominan en él son los procesos primarios. Es inconsciente.

YO

     Concepto psicoanalítico. Presentado por Freud en la llamada "segunda tópica", junto con el ello y el super-yo, el yo (o "ego") es la parte de la personalidad que se organiza como consecuencia de la influencia del ambiente. Por su capacidad para evaluar y comprender la realidad, el yo le permite al sujeto superar las amenazas externas e internas. El yo se rige por el principio de realidad y en él funcionan los procesos secundarios (percepción, pensamiento, ...). Es básicamente consciente y de su dominio en la actividades del sujeto depende la salud psíquica del mismo.
       Freud dirá que al autoerotismo deberá agregarse un nuevo acto psíquico para que el yo se constituya.  Este acto consiste en que las pulsiones se conjugan en una unidad y el yo es tomado como objeto, es el objeto que ha venido a colocarse en el lugar vacío del objeto de la pulsión A partir de éstos conceptos Freud diferenciará “libido del yo” de “libido objetal”. En tanto  este dirigida al yo o a objetos. Freud presentará al bebé como el captador de la libido objetal de la madre y se refiere a él como “His Magestic the baby”. Al respecto plantea que aquello que hace que el cachorro humano sea visto como un niño se debe buscar en el narcisismo redivivo de los padres, desde el cual ese niño es mirado. Parece ineludible la presencia del otro para que el yo se constituya y Lacan lo expresa en su ”Estadio del espejo” al marcar la necesidad de  un otro que sostenga la imagen del niño frente al espejo.  El yo hace su aparición en un momento determinado, en el que se precipita como imagen del cuerpo, imagen en la que el sujeto se reconoce y que lo cautiva.  El Yo esta constituido por un proceso de identificación y es además el resultado de identificaciones ya que una vez constituido se agregan sobre la primera otras identificaciones divergentes entre si. Freud reconoce  tres tipos de identificaciones. La identificación primordial que es aquella formadora del ideal del yo, es la ligazón afectiva previa a toda elección de objeto. Alude a la primera marca del significante (Rasgo Unario) que el atravesamiento por el lenguaje deja tras de sí.  Esta primera identificación es la que sirve de base para la constitución del yo ya que posibilita un lugar para que luego se den las identificaciones secundarias, este es el segundo tipo del que Freud nos habla, implica tomar en préstamo un solo rasgo de la persona objeto de allí que las llame identificación al  rasgo. En cuanto al tercer tipo, son aquellas en la que se prescinde de la relación de objeto.  Freud así los expresa en el siguiente párrafo: “Esto nos conduce a la génesis del ideal del yo, pues tras éste se esconde la identificación primera, la de mayor valencia, del individuo: la identificación con el padre de la  prehistoria personal.”

miércoles, 11 de septiembre de 2013

EL YO EL ELLO Y EL SUPER YO


      La investigación patológica ha orientado demasiado exclusivamente nuestro interés hacia lo reprimido. Quisiéramos averiguar más del yo desde que sabemos que también puede ser inconsciente, en el verdadero sentido de este término.

                    Sigmund Freud
El creador del Psicoanálisis, veía la personalidad como un sistema dinámico regido por tres estructuras o instancias básicas: el Ello, el Yo y el Superyó. Según él, estas tres instancias pueden explicar nuestras conductas actuales y la manera en que somos. Veamos, a continuación, en qué consisten.

      El ello (también llamado “id”) es la instancia de la persona que contiene todos nuestros instintos, nuestros impulsos biológicos innatos (comer, beber, orinar, defecar, defendernos, etc.), nuestro querer y nuestras apetencias. El ello es ciertamente egoísta e irracional, pues busca la satisfacción inmediata de sus deseos y apetencias, sin preocuparse por las situaciones o las circunstancias; por eso decimos que se rige por el principio de placer y que, además, constituye la parte más primitiva de la mente humana. El ello consigue energía gracias a los instintos, los cuales (según Freud) son el motor directo de nuestras actividades: Instintos de Vida e Instintos de Muerte (serán explicados en el próximo artículo).

         La mayor demostración del ello en acción son los niños: éstos, desde que nacen, buscan satisfacer sus deseos inmediatamente… defecan y se orinan cuando les viene el deseo, lloran cuando no tienen comida, quieren los juguetes al momento de verlos y se desesperan fácilmente cuando sus deseos no son complacidos. Sin embargo, con el tiempo los niños aprenden a esperar y a comportarse; lo cual se explica con la siguiente instancia: el Superyó.

        El Superyó (también llamado “Superego”) es la instancia que actúa como juez o censor del pensamiento y, por tanto, es la parte de la mente que internaliza los valores, la moral, los ideales y lo que ‘debemos hacer’; de esta manera, el superyó es el que determina lo que es ‘correcto’ y lo que es ‘incorrecto’. El ideal del yo es una parte del superyó donde se encuentran todas las conductas que los padres y la sociedad premian y, por ende, aquí se encuentran nuestras metas y aspiraciones (aspiraciones de ser exitoso, de ser mejores personas, buenos profesionales, etc.). Cuando cumplimos con las normas de la sociedad, nos sentimos orgullos; sin embargo, cuando no cumplimos con las normas, el superyó nos castiga internamente por medio de los sentimientos de culpa.

      Como podrá suponer, el Superyó y el Ello están en constante disputa y contradicción… están en un constante dilema entre ‘lo que quiero hacer’ y ‘lo que debo hacer’. Y es aquí donde entra el Yo.

        El Yo (también llamado “Ego”) es la estructura que trata de equilibrar los deseos del ello y las normas del superyó; por tanto, decimos que se rige por el principio de realidad. El yo es el que observa todo lo que sucede a nuestro alrededor, es el que se percata de todos nuestros pensamientos conscientes y, además, es el que tiene poder para dirigir las conductas (por el Yo nosotros caminamos, hablamos, bailamos, etc.), tomando en cuenta las diferentes circunstancias.
¿De qué manera interactúan estos tres componentes?
¿Cómo es su dinamismo?

                                              Pongámoslo así:
       Supón que la persona que más te gusta del planeta te cruza por el lado. El ello comenzará a enviar pensamientos así: "Acércate, bésala, tócala... ¡Ten sexo!". El superyó, en cambio, comenzará a contrarrestar diciendo: "Contrólate, hazte el/la importante, no fornicarás... ¡Cuidado con lo que piensa la gente!".

     Y es aquí cuando entra el yo, el cual (dependiendo de la persona) dirá: "Quiero acercarme y besarla, pero me tengo que controlar para que la gente no piense mal... por tanto, me acercaré a él/ella y lo/la conoceré; luego, veré qué pasa y si puedo o no besarla(o)..."

      Si en una persona predomina el ello, la persona se acercará de una vez y tendrá relaciones sexuales inmediatamente; si predomina el superyó, nunca se acercará y se alejará... pero si está equilibrado, probablemente dirá la respuesta que di en el Yo.